Hay algo qué decir del hecho que este año me regalé una bitácora sin anuncios. Tengo dieciocho años de escribir en estos éteres virtuales y fue este veinte diecisiete que saqué la tarjeta y agregué los números en la pantalla. No sé cuánto dure: será como cuando te inscribes al gimnasio y vas al principio porque estás pagando. Llevo meses sin ir, y el dinero sigue saliendo de mi cuenta, puntual.