por Óscar Zárate A menudo la divulgación de la historia se confunde con simplificación sin más: una visión reducida y reduccionista, completamente masticada para consumo del público. El verdadero reto de esa noble labor es hacer digerible el conocimiento histórico sin sacrificar la complejidad propia de los asuntos humanos, en los que no existen las causas únicas ni los finales preestablecidos;