por Joaquín E. Espinosa Aguirre Concluyo con lo planteado en las dos partes anteriores. Considero que no podemos seguir partiendo de que la ficción es imaginación (literatura) y la historia es realidad (verdad), pues ni ésta es algo dado por sí mismo, que puede alcanzarse con sólo alargar la mano y asirla fuertemente, ni aquélla es un invento que parte de la nada, que arranca desde cero.